
Una anciana vivía con su hija y su nieto. Conforme se volvió debil y enfermiza, en vez de ser útil en la casa, la abuela se convirtió en una calamidad: rompía platos y copas, perdía cuchillos y derramaba el agua.
Cierto día, exasperada porque su anciana madre había roto otro costoso plato, la hija envió al nieto a comprarle a la abuela un plato de madera.
El muchacho titubeó unos instantes, pues sabía que un plato de madera humillaría a su abuela, pero su madre insistió, así que salió en busca del plato.
Regresó después no con uno, sino con dos platos de madera.
-¡Pero sólo te pedí comprar uno! - exclamó su madre -¿acaso no me escuchaste?
- Si, madre - respondió el muchacho- pero compré el otro para ti, para cuando envejezcas.
Cuento paquistaní
16 comentarios:
Amiga Marysol, todos deberíamos tener maestros así, como ese hijo, que nos hagan recapacitar. A veces solo aprendemos con el temor a que nos pase a nosotros, solo comprendemos al otro cuando nos pasa lo mismo. El valor de empatizar, de ponerse en el lugar de los demás es un bien divino.
Gracias por recordarme esa lección.
Un cálido abrazo.
hola marysol!!!!!!!!!
cuánta reflexión no deja esta pequeña historia.........
sólo pensar lo que sembramos para saber lo que cosecharemos!!!!
un abrazo querida amiga........
¡¡Pues sí que está bueno el cuento!!!
no sabia que los paquistaníes fueran tan sencillos pero tan filosofos, vamos, que me gustó mucho.
Un beso hermanita
Hola Marysol:
Mi padre me contaba una historia con la misma moraleja pero con diferente narrativa. Se me quedó para siempre y lo aprendí.
El tiempo no perdona…
Gracias por recordarlo.
Un besito
Hola, Marysol...
Sin palabras he quedado, el relato por si solo lo expresa todo.
Un abrazo
Estimados amigos, Libertad,Adrisol, Leonardo,Conra, Rafael: Este cuento tiene un especial valor para mi, ya que mi madre anciana y enferma vive conmigo.
La ancianidad no disminuye la dignidad, ni el valor, ni la grandeza de las personas. Es verdad que ya no son capaces de trabajar, ni de resolver ningún problema de la casa, no pueden siquiera mantener una conversación entretenida, pero ellos siguen siendo nuestros padres, familiares, nuestro prójimo.
Por eso creo que es preciso convencerse de que es propio de una civilización plenamente humana respetar y amar a los ancianos, porque ellos se sienten, a pesar del debilitamiento de las fuerzas, parte viva de la sociedad.
"Honra a tu padre y a tu madre". Es mi mandamiento de cabecera. confieso que no es fácil, pero el amor me da fuerzas.
Gracias por sus amables visitas, las valoro muchísimo.
Mucho amor y mucha paz para todos.
De la misma forma que nosotros tratamos a nuestros padres, así nos tratarán nuestros hijos, puesto que ellos harán lo que han visto.
Nosotros debemos sembrar amor dondequiera que vayamos, alguien se beneficiará de esa semilla que hemos sembrado.
Un beso.
Grandioso el cuento, me recordaste a mi madre que rezongaba siempre por esas cosas que tienen los ancianos y esas cosas nunca las entendía. El desamor hacia ellos.
Grandes maestros los ancianos!!Mis abuelos fueron reyes en mi vida.
Los amé mucho y sigo haciéndolo aunque esten en el cielo.
Besos amiga y gracias por tu asistencia perfecta.
HOLA!EXCELENTE CUENTO Y SU MORALEJA MUY BUENA...
TODOS LLEGAREMOS A SERLO POR ESO DEBEMOS TRATARLOS CON MUCHO AMOR...NOS HAN DADO LO MEJOR DE ELLOS
GRACIAS POR COMPARTIR...
BESOS.
SILVIA CLOUD
Mercé dice. Este cuento me lo contaba siempre mi madre, me quedo grabado en mi mente, y siempre se lo he contado a mis nietas, es una buena moraleja.
Besos mua mua mua
Marysol,
Que bella y edificante historia sobre El plato de madera............
Para ti y los tuyos una FELIZ NAVIDAD
Yo conocía otra versión, me la explicaron de pequeño, es muy parecida.
Entonces me impresionó y ahora también.
Besos.
DESEJO A VOCE, A SEUS FAMILIARES E A TODOS QUE SÃO CAROS A VOCÊ, UM FELIZ NATAL E UM 2009 REPLETO DE REALIZAÇÕES, PAZ, AMOR, FELICIDADES... SEJA SEMPRE E CADA VEZ MAIS FELIZ... COM MEU CARINHO...
JOCENDIR
Una buena lección para todos los hijos, es decir para todos.
qué bonito...la empatía es fundamental en la vida...
un besito marysol y gracias siempre por tus comentarios:)
Muy buen cuento, como bien dice Libertad, hay que empatizar, ponernos en el lugar del otro.
El hijo dio una buena leccion a la madre.
Lo que hacemos con nuestros padres los hijos nos lo devolveran.
Un abrazo de complicidad
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