martes

No desperdicies tu energía


No podemos consumir nuestra energía en enojo o resentimiento con las personas que alguna vez nos han decepcionado. Si lo hacemos, no nos quedarán fuerzas para enfrentarnos al aquí y al ahora.

Nadie puede resucitar el ayer, ni delinear el mañana, sólo el ahora es nuestro, y no lo será por mucho tiempo. Una vez que se haya ido, jamás en toda la eternidad, volverá a pertenecernos.

Yo sé que no es fácil ser un vencedor en la vida, pero siempre merece la pena esforzarse por lograrlo. Si somos capaces de vivir bien en medio de sufrimientos, penalidades o fracasos, si conseguimos aprovechar todo nuestro talento y arrojo, algo de gran valor emergerá y se brindará a los demás. Esta ansia de superar la adversidad, de sobreponerse a nuestras debilidades, ha impulsado a la humanidad a lo largo de la historia.

5 comentarios:

Luis dijo...

Hola Marysol:
Sabias palabras... pero, a veces difíciles...
Nuestra estúpida sociedad sería mucho más grata si hiciésemos lo que dices...
Recibe un cordial saludo,
Luis

Lilyth dijo...

La verdad es que uno debe aprender a elegir sus batallas, hay las que por mucho esfuerzo que pongas son perdidas y otras que necesitarás todos tus ánimos para vencerlas, lo importante es aprender a distinguir entre ambas...
Besos!!

aldhanax dijo...

Hola Marisol: Preciosas tus palabras!!
Y muy reales también aunque muchas veces se nos olvida o se hace difícil, pero creo que es la verdad.
Besitos

Juan Antonio dijo...

Marysol

Hay tanto por lo que sonreír y ser felices que no debemos perder el tiempo en las amarguras y sinsabores que nos van saliendo por el camino.

Es tanto por lo que tenemos que dar gracias a la vida que no tendríamos tiempo para lamentarnos.

Sólo es cuestión de proponérselo.

Un beso.

Juan Antonio

SEISITO dijo...

Marysol si todo el mundo pensara asi seriamos mucho mas felices y mas sanos.
Ser feliz no debe ser un objetivo, sino una forma de vivir,pero a veces guandamos rencores a personas que nunca se daran por enterada, solo nosotras sin saber el daño que nos hacemos a nosotras mismas.