El sol, desmintiendo el termómetro, entró por la ventana de mi comedor y brilló sobre unas naranjas viejas posadas en un frutero sobre la mesa. Una semana antes se las había comprado a una señora en un puestito de la calle.
Ella y yo habíamos alabado el buen clima de aquel día, porque representaba el último fulgor del verano.
Elegí una de aquellas naranjas y suspiré mientras le acercaba un cuchillo, lista para mondarla. Era un tiempo de cambios importantes para mí, y me sentía muy confundida.
Mirando por la ventana, algo hermoso llamó mi atención, en el cielo, una bandada de pájaros volaba en formación como si fueran soldados alados, sincronizados los unos con los otros, en un vuelo ordenado y armonioso. Atravesaron mi campo visual y luego se perdieron en la lejanía. Iban rumbo a un clima más cálido, sin duda.
Eso me hizo reflexionar en si yo también me arriesgaría a volar a otro sitio, donde me pudiera sentir más cómoda.
Bajé la mirada hacia la naranja, y descubrí que estaba mondándola en gajos. Entonces, intempestivamente, tuve la "visión" de las manos cálidas de mi padre realizando esta labor hace muchísimos años.
Cuando pequeña llegaba del colegio cansada e inquieta, él tomaba del frutero una reluciente naranja y la cortaba en seis gajos iguales, luego me los daba uno a uno sonriendo y en silencio.
Corté mi vieja naranja en seis trozos, emulando el amoroso hacer de mi padre, los coloqué cuidadosamente en un plato, y me senté a saborearlos maravillada del pequeño y dulce milagro que permitió a mi padre regresar para reconfortarme.
5 comentarios:
Hola Marysol:
Yo creo que el milagro es más grande de lo que explicas...
Una imagen que te lleva a un pretérito lejano y aviva un recuerdo paterno es siempre un "gran milagro".
Esa naranja se ha convertido en un símbolo milagroso!
Cordiales saludos,
Luis
Mama,
Realmente podrias volar tan lejos, hacia el sol??? mi abuelo fue un viajero de la vida, como tu, como yo, como todos los que la vivimos intensamente. Yo voy siempre a comer a un restaurante Vietnamita, cuando pido la cuenta, me traen una naranja fraccionada.....es lo mejor de mi cena.
Un beso
Marysol
La hermosa mañana te saluda:
el cálido sol despierta tus adormilados ojos
la bandada de pájaros excursionando por los alrededores
el aire fresco que te impregna de su perfume
y la naranja que representa a la Tierra
a las enormes posibilidades que nos proporciona
al viajar, el conocer gentes,
a gozar de innumerables aventuras,
pero todo depende de nuestro espíritu
de nuestra imaginación.
Al final la naranja se convierte en un recuerdo
en un sueño del empedernido viajero que era tu padre
y que es tu intrépida hija.
Es un sueño rememorando tu infancia
las cálidas palabras de tu progenitor
los juegos de trivial en la sobremesa
recuerdos que saboreas con cada uno de los gajos
hasta perderte en el tunel del tiempo
llena de amor, paz y felicidad.
Besitos.
Juan Antonio
Siempre se recuerda con orgullo al padre. Las hijas lo honramos, aunque pase el tiempo. Siempre resulta ser un gran maestro!!
un saludo y espero te haya gustado Bariloche!!
Marysol ¡muy linda la descripción de la naranja y las manos de tu papá! Me recuerda a un cuento que una amiga mía ha incorporado, como una lección de vida, en un delicioso libro sobre su familia, bajo el título “Una Naranja: el Mundo”. Es demasiado largo para este espacio; copiaré aquí la esencia:
Había una vez un un rey que prometió dar su hija en matrimonio al caballero que le trajera un regalo que jamás ojo alguno hubiera vista antes que el mismo rey.
Durante meses, varios aspirantes, montando briosos corceles, fracasaron en su intento de presentar un objeto que no hubiera sido contemplado alguna vez por otros ojos. En la fecha que había sido fijada como plazo definitivo, el rey y su hijo esperaban el cumplimiento de la condición impuesta. Se acercó un joven campesino a pie. Antes de llegar a la escalinata, tendió la mano hacia una rama que le rozó la cara. Frente al rey, sacó de su bolsillo un cortaplumas y dividió en dos partes la jugosa naranja que acababa de recoger.
- Sol líquido, majestad. Esta es la joya que traigo; nadie la ha visto antes que tus ojos…
Espero que leas todavía esta reacción tardía; recién hoy visité tu blog.
Cordialmente,
Federico
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