martes

La magia de la playa


Se puede sentir el sortilegio de la diversidad cuando caminamos descalzos por la orilla del mar, nos volvemos receptores de dones maravillosos. El mar inmenso con la suave cadencia de sus olas, la arena húmeda, el arrullo de la brisa y el ondulante vuelo de las gaviotas nos transmiten energía positiva y bellas sensaciones de paz y armonía. 

La playa también nos infunde magia e ilusión al divisar por ejemplo un trozo bellamente torneado de algun árbol perdido, o un perfecto caracol  junto a un diminuto y colorido guijarro en un recóndito espacio, oculto debajo de las rocas.

Pero las dádivas del mar no sólo se limitan a las cosas que encontramos dispersas en la playa, también podemos recoger reflexiones coherentes de entre los escombros dejados en nuestra mente por las mareas emocionales.

Es casi imposible tener pensamientos pequeños cuando caminamos por una playa vacía, a solas. La insistente y eterna cadencia del agua suaviza los cortantes filos del miedo y de las dudas, hasta dejarlos tan lisos como las brillantes piedras pulidas por las olas.

Entonces nos llega el entendimiento de cuan efímero es nuestro paso por el mundo, y nos imbuimos también de la certeza agridulce de que la fuerza de nuestras olas se apaciguará algún día, una buena razón para que valoremos los oleajes actuales.



5 comentarios:

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Marysol:

Aunque vivo muy lejos del mar, en el centro de mi país, de vez en cuando viajo hasta la costa y al pasear por la playa siento algo muy parecido a lo que nos describes... ¡Magia!

Abrazos.

Juan Antonio dijo...

Marysol

El mar con la suave cadencia de las olas, con el arrullo del canto de la brisa y con el ondulante vuelo de las gaviotas nos transmiten energía y sensaciones de paz y armonía.
El mar nos baña con la magia del ensueño. Los pensamientos se evaporan y nuestra mente vuela y vuela sin rumbo, ni sentido, sin fuerza, lánguidamente hasta dibujar una sonrisa al divisar un caracol olvidado, junto a un diminuto guijarro en un recóndito lugar de la playa escondida entre rocas, y me pregunto: ¿Seré yo parte de su mundo? ¿A qué especie pertenezco? Entonces volví a la realidad y me encontre conmigo mismo.
Un abrazo y dos besos.
Juan Antonio

SEISITO dijo...

A mi me encanta la playa, ahí me relajo, sueño y me remonto a mis días de juventud.
Hermoso
un abrazo

Luis dijo...

Hola Marysol:
Un paseo por la playa puede ayudarnos enormemente...!
Preguntarle a las olas o a la arena qué, cómo y cuándo debemos proceder nos puede ayudar a encontrar respuestas que no sabemos encontrar en nuestra vida corriente.
En otros casos será un refugio a nuestra soledad...
Feliz fin de semana,
Luis

Silvia dijo...

AMIGA: NO VISITO MUCHO EL MAR PERO SI LA PLAYA TIENE ESA MAGIA...
EL MAR NOS CARGA DE ENERGIA POSITIVA...
BUENA ENTRADA GRACIAS POR COMPARTIR.
BESOTES
SILVIA CLOUD