miércoles

Botones

Mi madre me enseñó a guardar todos los botones, ella decía que estos pequeños adminículos podían contar historias. En casa, si una prenda se desechaba, mi madre le quitaba los botones y los reservaba en un bolsillo del costurero. Servirán para otra cosa – aseguraba - luego cortaba la tela en varios trozos para transformarlos en paños para limpiar.
-¿Sabías que originalmente los botones no se utilizaron para abotonar? En la antigüedad se utilizaban únicamente como adornos para embellecer las prendas. Luego de 2000 años se dieron cuenta de sus ventajas, y entonces inventaron el ojal. Crearon así entre éstos un romance inseparable, el único amor eterno e indisoluble que yo conozco.
Apuesto que tampoco sabías que los botones en las camisas de papá se deben poner en el lado derecho, y en mis blusas, en el lado izquierdo; es curioso, ¿verdad? Sin embargo ha sido así desde hace mucho, mucho tiempo. Parece que la ropa femenina empezó a abrocharse al revés que la masculina para diferenciarla, sucedió en la época en que las mujeres salieron a luchar por la igualdad de derechos, y una de las primeras batallas que lidiaron fue la de la ropa. Las mujeres usaban incómodos corsés atados a la espalda y anhelando vestir cómodamente como los hombres, querían botones. Fíjate cómo un botón y un ojal podrían ser un buen símbolo de libertad, ¿no te parece?
-¿Cómo sabes tanto sobre botones, mami? Eres increíble cosiéndolos, lo haces con tal arte, con tal primoroso esmero y tan rápido, que nadie podría igualarte - le decía yo - admirando su destreza mientras ella cosía lindos botones de madera a mi falda escocesa.
- Cuando tenía 11 o 12 años trabajé en una fábrica textil que quedaba cerca de casa. Iba allí al volver de la escuela, y a veces también lo hacía los días sábados. Ganaba un dinerito y se lo llevaba a mi madre, tu abuela. Ella me dejaba siempre algunos centavos para mis cosas personales.
Ahí me hice experta, hubo veces en que con mis compañeras costureras hacíamos competencias de rapidez, pero yo siempre les ganaba. - Mi madre sonreía frente a ese recuerdo - Botones grandes o pequeños, nunca fueron un gran problema para mí y ahora tampoco lo serán para ti. Déjame mostrarte.
Para coser un botón debes alinearlo con los otros botones de la prenda, el orden es muy importante, comprueba también que quede a la altura del ojal para lograr una adecuada correspondencia. Ahora mete la aguja enhebrada desde abajo de la tela y por uno de los agujeros del botón, tira completamente del hilo en cada puntada, debes hacerlo con decisión, luego, pasa la aguja por el siguiente agujero y a través de la tela, esto hazlo con convicción. Repite el proceso de costura suficientes veces para asegurarte de que el botón esté firme en su lugar. Si no queda bien, lo haces de nuevo, debes ser perseverante. En la última puntada, pasa la aguja a través del material, pero no por el agujero del botón; enrolla la hebra seis veces alrededor del hilo entre el botón y la tela para reforzar el puente que has formado, poco a poco adquirirás habilidad. Pasa la aguja de nuevo por la tela y haz tres o cuatro puntadas hacia atrás para asegurar el hilo. Esto te dará seguridad. Haz algunas puntadas debajo del botón, de atrás hacia adelante para hacerlo más fuerte, finalmente anuda el hilo y corta el sobrante. Si sigues las instrucciones, te aseguras un resultado prolijo y exitoso.
Nunca olvidé la lección de los botones. Esas instrucciones me han servido también para encarar la vida, en ellas brillaba el sello de la singular inteligencia de mi madre: Orden, correspondencia, decisión, perseverancia y habilidad, cualidades valiosas para hallar el éxito.
Como ella hacía, yo también guardo todos los botones; y cada vez que debo coser alguno, lo hago con paciencia y cariño, con esa prolijidad en que hallo siempre una oportunidad para recordarla.

Marysol Salval

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