domingo

El mensaje del abejorro

Un fuerte zumbido en mis oídos hizo que despertara, abrí los ojos y allí estaba volando sobre mi cara un gran abejorro. Demás está decir que me sobresalté al ver al insecto tan cerca, pensé que podría picarme.
Di un manotazo y el abejorro enrumbó hacia el exterior, salió muy tranquilo por la abierta ventana de mi habitación. Me sorprendió que este insecto robusto de alas pequeñas pudiera llegar tan arriba, a la altura de un noveno piso; también pensé que era extraño que se encontrara lejos de su hábitat, ¿qué hacía un polinizador de flores en medio de tanto cemento?
Recordé haber visto un programa que enseñaba sobre el delicado vuelo de la mariposa, el sofisticado vuelo de la mosca, el torpe volar de los escarabajos, el rítmico vuelo de la abeja y el "imposible" vuelo del abejorro. Un ingeniero especialista en aerodinámica explicaba que el abejorro no debería poder volar a causa de su tamaño, su peso y la forma de su cuerpo; que era una masa imposible de ser soportada por alas tan diminutas. Sin embargo, allí está el abejorro ajeno a toda ley, sin saber nada de aerodinámica, alzando su vuelo, como si nada.
Siempre me fío en las pequeñas señales que da la naturaleza, y me complace interpretarlas, es como buscar pequeños milagros escondidos que suavizan y endulzan el duro vivir. Hoy le tocó al abejorro traerme un venturoso mensaje que estaba necesitando:
¿Quién te ha dicho que no puedes conseguir lo que te propongas? Intenta obviar todos los “no puedo”, “eso es imposible”, “es demasiado difícil”, “no lo podré conseguir”. Mírame emprender el vuelo cada día; si yo supiese que no puedo volar, a lo mejor dejaría de hacerlo, sin embargo, en mi ignorancia, sigo adelante. Te aseguro que vale la pena ser el objeto de la terquedad de un pequeño milagro.

Marysol Salval

No hay comentarios: